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Juan de Beas, muchacho, natural de México, de 11 años de edad, hijo de Juan Martín de Beas, difunto dijo -ante don Garcí López del Espinar, corregidor- querer entrar a servicio y por aprendiz del oficio de zapatero. Y para poder otorgar escritura el corregidor le nombró por su curador ad litem a Cristóbal de Medina, procurador de la audiencia ordinaria, quien puso al menor a servicio y por aprendiz con Juan Vázquez Nito, zapatero, presente, por tiempo de tres años que han de empezar a correr desde hoy día de la fecha, durante los cuales por razón del servicio le ha de dar de comer, vestir y calzar, curarle en sus enfermedades y enseñarle el oficio de zapatero sin encubrir de ello cosa alguna -so pena que por cada día de más que se ocupare en aprender, le ha de pagar lo que gana un oficial hasta que lo sea-, y al fin de los tres años le ha de dar un vestido entero de paño de la tierra del color que el menor lo quiera, dos camisas, jubón, medias, zapatos, sombrero, ropilla, calzón, ferreruelo, ligas y pretina. Y el curador obligó al menor a que no se irá ni ausentará de la casa y servicio so pena de ser traído y compelido a que cumpla. Aceptaron la escritura el maestro y Juana de los ÁNGELES, madre del menor y Francisco de Hernández, su abuelo y se obligaron a su cumplimiento. Firmaron: don Garci López de Espinar y Cristóbal de Medina; el menor y el maestro no firmaron. Testigos: Pedro Gutiérrez de Lara (firmó) y Domingo de Mendieta, estantes. [Al margen: Juan Vázquez Nieto contra Juan de Beas.]