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Diego Vázquez, mozo, natural de la ciudad de Lima, dijo -ante don Garcí López del Espinar, corregidor- querer entrar a servicio y por aprendiz del oficio de tejedor de sedas pero por ser menor de edad y no tener en México padre ni madre el corregidor le nombró por curador ad litem a Diego de Aguilar, vecino, persona que sabe de negocios, quien puso al menor a servicio y por aprendiz con Hernando Martínez, vecino, maestro de tejedor de sedas, por tiempo de dos años que han de empezar a correr desde hoy día de la fecha, durante los cuales le ha de enseñar el oficio de la manera que lo sabe el maestro a fin de que se pueda examinar -so pena de pagarle como a oficial por cada día de más que tardare en aprender hasta el día en que se examine. Y durante los dos años le ha de dar 2 pesos cada mes para que se vista, además de darle casa, de comer y hacerle buen tratamiento, con lo que el curador obligó al menor a que no se irá ni ausentará de la casa y servicio so pena de ser traído y compelido a que cumpla. Firmó don Garci López de Espinar; el menor, maestro y curador no firmaron. Testigos: Pedro Gutiérrez de Lara (firmó), Francisco de Salazar y Domingo de Mendieta, estantes. [Al margen: Hernando Martínez, tejedor, contra Diego Vázquez.]