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Juan de Guijosa y Bernabela de Estrada, doncella, hijos legítimos y herederos que dijeron ser de Hernando de Guijosa y de Josepha de Estrada, difuntos, dijeron -ante el señor don Juan Altamirano de Velasco, caballero de la orden de Santiago, adelantado de la Filipinas y alcalde ordinario de México- que como a tales les pertenece juntamente con María de Estrada, su hermana mayor, una casa de adobe que tiene dos aposentos y una cocinilla que se están cayendo y vacía por no poderse habitar, que es lo que ha quedado en pie de la casa que heredaron de sus padres y que dio en dote María de la O, su abuela, a Josepha de Estrada, su madre, que está en México, en la calzada de la Piedad -que linda por una parte con casas que fueron de Joseph de Rivera y por la otra con casas que fueron de María de la O. Y para que no se acaben de perder los pocos materiales que han quedado de la casa han tratado de venderla a Sebastián Pulido, vecino, en precio de 54 pesos y para poder otorgar escritura de venta por ser mayores de 20 años pero menores de 25, nombran por su curador ad litem a Marcos Pacheco de Figueroa, procurador de la audiencia ordinaria, y pidieron al alcalde le discierna el cargo y conceda licencia para otorgar la escritura de venta, atento a ser la casa de poco valor y no tener caudal para edificarla y tener tres herederos. Visto por su señoría aceptó el nombramiento y otorgó la licencia. Firmaron: el adelantado de la Filipinas, Marcos Pacheco de Figueroa y Juan de Guijosa; Bernabela de Estrada no firmó. Testigos: don Sebastián de Escobar y Orsuchi (firmó), Nicolás de Mendieta y Diego de Sevilla, vecinos. [Al margen: "curaduría".] [En papel sellado.]