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Andrés de Loya, mulato, huérfano, de 20 años de edad, que declaró ser libre, dijo -ante don Fernando Altamirano y Castilla, conde de Santiago, caballero de su orden del Consejo de Su Majestad y corregidor de México- estar en servicio de Gaspar de Hidalgo, dueño de recua, a quien es deudor de 104 pesos de oro común. De ellos, 76 le debe en virtud de auto de su Señoría que mandó se los sirviese en su recua, por haberlos recibido para el efecto; 7 pesos y medio que debía a Su Majestad de sus reales tributos, que pagó por él al capitán Simón Bala, a cuyo cargo está su cobranza, por los cuales le habían preso en la cárcel pública de esta ciudad; más 20 pesos y 4 tomines en reales, que le ha dado para hacer las diligencias para casarse, respecto de tenerlo efectuado y estar en servicio de Dios, Nuestro Señor, en lo cual le ha hecho buena obra Gaspar Hidalgo. Y para seguridad de la deuda quiere otorgar escritura en su favor obligándose a servirle en su recua los 104 pesos, a razón de 6 pesos en cada mes. Y para poderlo hacer le nombraron por su curador ad litem a Nicolás de Mendieta, procurador de la audiencia ordinaria. Y el curador puso a Andrés de Loya, mulato, con Gaspar Hidalgo para que le sirva y desquite en su recua los 104 pesos, a razón de 6 pesos cada mes que corren desde hoy día de la fecha, obligándolo a que no se irá ni ausentará de la casa y servicio, so pena de ser traído y compelido a que cumpla. Firmaron: el conde de Santiago, Gaspar Hidalgo y Nicolás de Mendieta. Testigos: don Joseph de Anaya, Simón Núñez de la Fuente y el capitán Simón Vala, vecinos. [En papel sellado.]