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Francisca Estevez, viuda de Juan Rodríguez Sánchez, vecina, por sí y como tutora y curadora de la persona y bienes de María, Francisca y Josepha, sus hijas menores -como consta por el auto que hizo don Tristán de Luna y Arellano, caballero de la orden de Alcántara, mariscal de Castilla, señor de las villas de Siria y Borobia y alcalde ordinario de México, el 18 de mayo de 1652, ante Juan Pérez de Rivera, escribano público-, dijo que por cuanto su marido falleció abintestato en las minas del Parral, donde dejó mucha hacienda, otorga su poder cumplido al licenciado Gil de Prados, presbítero, domiciliario de este arzobispado, su hermano, para que cobre, y tome la posesión de todo lo que les toca, a ella de su dote y arras, y a sus hijas por herencia de su padre. Y para que todo lo cobrado se lo envíe a la ciudad de México, consignado a ella o a las personas que le ordenare. Y le da este poder con facultad de poder otorgar escrituras de transacción y amigable composición, y de poderlo sustituir todo o en parte. Firmó. Testigos: Luis de Villagra, Marcos Pacheco de Figueroa y Domingo Rodríguez Soto, vecinos. [Al margen: "derechos, un peso, se otorgó fuera del oficio, doy fe".] [En papel sellado.]