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Fray Joseph de Ayala, procurador mayor del convento de San Agustín de México -en virtud del poder que tiene de los padres prior y conventuales que pasó ante Juan Pérez de Rivera, escribano público, el 3 de abril de 1644 y es bastante para arrendamientos y cobranzas-, arrienda a Agustín Franco, procurador de la Real Audiencia, una casa alta que el convento tiene enfrente del cementerio de su iglesia, que por una parte linda con casas suyas y por la otra con las de Antonio de Islaba, boticario, que es en la que vivía el contador Joseph de Arévalo. Por tiempo de 2 años que comenzaron a correr desde el 5 de agosto de este año, por precio de 360 pesos de oro común en cada un año. Declaró estar pagado del primer tercio y que tiene recibidos 13 pesos y 6 tomines a cuenta del segundo, que lo uno y lo otro montan 133 pesos y 6 tomines, de que se da por entregado del primer tercio y la restante cantidad la ha de pagar el segundo, luego que comience a correr y en adelante le ha de pagar los tercios adelantados en reales. Y si más tiempo viviere en la casa sin que se le haga nueva escritura ha de pagar al respecto de los 360 pesos, lo que constare por el juramento de la parte del convento. El arrendamiento es con condición de no poderlo traspasar, ni hacer aderezos ni reparos a la casa so pena de ser en sí ninguno y por su cuenta y riesgo. Firmaron. Testigos: Diego de Figueroa, Juan de Rivera e Hipólito Monte, vecinos. [Al margen: sin derechos, doy fe.] [En papel sellado.]