Ficha de contenido

Lorenzo Domínguez, vecino, en su nombre y en el de sus herederos, vende al licenciado don Bernabé de Neyra Galindo, presbítero domiciliario de este arzobispado, una casilla con un pedazo de sitio con 2 chinampas, que tienen de largo 30 varas y de ancho 18, ubicado en esta ciudad en el barrio de Necaltitlán, de la otra banda de la acequia que viene del Salto del Agua de San Juan y va a dar a la albarrada, que por una parte linda con casas de Andrés Pedro, y por la otra con casas de Trejo, español, por precio de 150 pesos de oro común en reales que se pagan en presencia del escribano y testigos. - Lorenzo Domínguez declara que la casa la compró de Ignacio de Aguayo, maestro platero -por escritura en esta ciudad con fecha de 11 de abril de 1685 ante Juan Díaz de Rivera, escribano real y público- y el susodicho la hubo y compró de don Juan de Montaño, natural y principal -por escritura en esta ciudad con fecha de 27 de noviembre de 1684 ante Sebastián de Almazán, escribano real y público, mediante licencia que precedió por el superior gobierno y otros autos y diligencias que se hicieron a pedimento de don Juan Montaño. - Lorenzo Domínguez se compromete a la evicción, seguridad y saneamiento de la casa y asegura que no la tiene empeñada o hipotecada, según consta y parece por el testimonio del teniente del escribano mayor del Cabildo de esta ciudad (VER ANEXO). - Bernabé Neyra Galindo acepta la escritura y se da por entregado de la casa y pedazo de sitio, y declara que, como albacea y tenedor de bienes del doctor don Pedro Rodríguez Velarde, su tío difunto, canónigo de la Catedral, compra la casa para que de lo que rentare en cada año, se digan misas por el ánima de don Pedro Rodríguez Velarde y de todas las benditas ánimas que padecen penas del Purgatorio. - Don Bernabé Neyra se compromete a administrar la casa y mandar decir las misas por vía de patronato laico o aquello que hubiere lugar. A su muerte deja dicho patronato, obra pía, la casa y sus rentas, a la cofradía de las benditas ánimas de Santa Catarina Mártir, para que por mano de su mayordomo, tesorero y diputados, manden decir las misas del usufructo de la casa, sin poderla vender o enajenar ni mudarlas a otra obra pía alguna. Firmaron. Testigos: el licenciado Roque Valadés, Melchor Rangel y Juan de la Cruz.