Ficha de contenido

Estando en uno de los locutorios del convento de San Bernardo de esta ciudad de México, pareció la madre Mariana del Espíritu Santo, religiosa profesa del dicho convento y dijo que por cuanto por memoria que presentó ante el ilustrísimo y reverendísimo señor doctor don Francisco de Aguiar y Seijas, del Consejo de su Majestad y arzobispo de este arzobispado, le hizo relación diciendo que antes de su fallecimiento su madre ordenó se le diesen 450 pesos de oro para su vestuario como de presente lo necesitaba para dicho efecto y poderlos gastar en lo demás necesario de su uso, y lo que le sobrase ponerlo en depósito para ayuda de sus necesidades. En cuya virtud su señoría ilustrísima fue servido de concederle licencia para que pudiese recibir la dicha cantidad para dicho efecto y gastar lo que le pareciere en dicho vestuario y demás cosas necesarias para su uso, y lo que así le sobrase de dicha cantidad lo pusiese en depósito en persona de satisfacción para gozar de ella el tiempo que viviese, y no teniendo necesidad alguna la cantidad que así pusiese en depósito haya de ser para dicho convento, habiendo el recibo que conviniese de dicha cantidad a favor de la persona que se los entregase para en guarda de su derecho según largamente consta de dicha licencia, hecha en 5 días del mes de febrero pasado de este presente año (VER ANEXO). Por tanto Mariana del Espíritu Santo, como una de las hijas y herederas de María de Alvarado su madre difunta, nombrada por tal en el poder para testar y a cuya disposición falleció la dicha, que pasó el 30 de octubre de 1681 ante Salvador de Peréa escribano Real; y también instituida por tal en el testamento que en su virtud otorgaron los bachilleres don Felipe de Contreras, capellán del convento de San Bernardo y rector del Colegio Real de Cristo, y don Cristóbal Martínez de Zepeda, presbítero domiciliario de este arzobispado y mayordomo de dicho convento, hecho en esta ciudad en 7 de octubre de 1687 ante Diego de Marchena escribano real, otorgó haber recibido de los dichos bachilleres como albaceas fideicomisarios y tenedores de bienes de la dicha María de Alvarado, 500 pesos de oro común en reales de la legítima y residuos de sus bienes. Y aunque por dicha licencia se le concede reciba 450 pesos, habiéndose ajustado la cuenta de lo líquido que así le cupieron fueron los dichos 500 pesos, se da por entregada y les otorga a los dichos bachilleres carta de pago y finiquito en bastante forma, con los cuales declara estar pagada y satisfecha de la parte que le tocó en dicha herencia de la dicha su madre como a tal heredera, porque la otra mitad de la herencia tocó a Magdalena de Cavaña[s] viuda de Juan de Herrera. Y recibió los 500 pesos en reales en presencia del escribano. Firmó. Testigos: Francisco Mejía, Juan de León y Melchor Rangel.