Ficha de contenido

Magdalena de Santillán y Cuenca, vecina, hija de la Iglesia, estando enferma en cama, otorga que hace su testamento de la manera siguiente: - Encomienda su alma al señor que la crió y redimió de los misterios infinitos de su preciosa sangre, pasión y muerte. Y cuando la Divina Majestad fuere servido de llevarla de esta presente vida, pide ser sepultada donde sus albaceas decidan y que los gastos se paguen de sus bienes. - Manda las mandas forzosas y acostumbradas, a cada una de ellas 2 tomines y otros 2 reales a la archicofradía del Santísimo Sacramento, fundada en la Santa Iglesia de esta ciudad; 2 reales más a los lugares santos de Jerusalén, donde se obró nuestra redención y para ayuda de la beatificación del venerable Gregorio López 2 reales más de limosnas. - Declara ser hermana de algunas cofradías y hermandades y manda se les avise para que cumplan sus obligaciones. - Declara no deber cantidad alguna. - Ordena se le dé al bachiller San Pedro de Sosa de Arellano, presbítero de este arzobispado, 6 pesos de oro común en reales para aquello que le tiene comunicado. - Ordena se le dé a Nicolasa de Santillán, a quien ha tenido en lugar de madre, 50 pesos de oro común en reales por haberla criado. - Declara ser casada y velada con Francisco de la Torre, vecino, a quien otorgó como dote 250 pesos, de la Cofradía del Santo Nombre de Jesús de la ciudad de México y declara no haber habido ningún hijo de tal unión. - Nombra por albacea y tenedor de bienes, así como su único y universal heredero al dicho Francisco de la Torre, su marido, y le otorga poder general para sus bienes. No firmó. Testigos: Fernando de Cuenca, bachiller presbítero, Miguel Salgado, Miguel Moreno y Melchor Rangel.