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Don Cristóbal Martínez de Zepeda, bachiller, presbítero domiciliario de este arzobispado, mayordomo y administrador de los propios y rentas del convento de religiosas del señor San Bernardo de México -por el poder general que le otorgaron las madres priora, vicaria y definidoras de él para la recaudación de sus rentas, fecho en México el 31 de julio de 1679 ante José de Anaya, escribano real-, arrienda una casa y huerta de árboles frutales a don Diego Mejía, vecino de la Villa de Coyoacán del Estado del Marqués del Valle con todo lo que le pertenece de la puerta de la calle adentro, maltratada y caída la cerca de la huerta, por tiempo de cuatro años desde hoy día de la fecha, por el precio de 20 pesos en reales al fin de cada año, a partir de esta fecha, con condición de no traspasarla a ninguna persona sin su autorización. Con declaración de que la dicha casa tiene 2 rejas, y los aderezos forzosos que necesitare los hará el arrendador y los que hiciere el arrendatario quedarán por útiles, sin arrancar ni quitar ningún árbol. Diego Mejía, no firmó. Testigos: José de Fuenlabrada, Tomás de Echeverría y Melchor Rangel.