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Juan Antonio de la Cruz, vecino, maestro de arquitectura y originario de la ciudad de Texcoco, mestizo, hijo legítimo de Sebastián de la Cruz y de María de los Ángeles, naturales de dicha ciudad, difuntos, otorga que hace su testamento en la manera siguiente: - Primero, encomienda su ánima a Dios. - Manda ser sepultado en la parroquia de la Santa Veracruz, donde tiene entierro, por ser hermano de la cofradía de Jesús Nazareno, San Miguel y San José, sitas en dicha parroquia. Y que se le avise a la cofradía a la que pertenece para que acuda a su obligación, y que los albaceas decidan la disposición de su entierro y el pago de sus bienes. - Manda se pague lo que debe y cobre lo que le deben, escrito en su libro de cuentas. - Manda se de un peso a las mandas forzosas y acostumbradas, y a la archicofradía del Santísimo Sacramento de la Santa Veracruz un peso de limosna, y otro peso a los religiosos de San Francisco de la casa Santa de Jerusalén y para la beatificación de Gregorio López, otro peso de limosna. - Declara ser casado con Agustina de los Ángeles, la cual no llevó dote y tuvieron por hijo a Antonio de Rojas, oficial de cantero, que tendrá 17 años. - Manda se le de a Manuela Felipa, niña española expuesta en su casa, 50 pesos para ayuda al estado que tuviere. - Nombra albacea a la dicha Agustina de los Ángeles, su esposa, y al licenciado don Juan de Rojas, presbítero, mayordomo y administrador del convento de la Encarnación de Nuestra Señora, su compadre. - Nombra por único heredero a Antonio Rojas, su hijo. Firmó. Testigos: Juan Francisco de la Cruz, Felipe Navarro y Melchor Rangel.